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Recuerdo

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El recuerdo es una experiencia persistente que tuvo un inicio, una vida interior y otra futura. Recuerdo de aquello que nos sucedió una vez, de lo que creímos haber vivido mientras lo hacíamos. Una vez masticada esa experiencia y embellecida en un marco, se convierte en un recuerdo sometido a un contexto desde el que desprendemos, extendemos y sostenemos hilos rojos, azules, negros o blancos (el color es lo de menos). Esos hilos son vínculos con objetos pensados o sentidos, dotados o no de silueta, procedentes de otros yoes cuyas realidades apenas ya somos. El recuerdo se convierte en un punto bien colocado en un lienzo blanco en el que envolvemos el halo de lo vivido, el espectro que en realidad somos, desplegándose continuamente y aferrándose en vano a esos puntos, los recuerdos. Cuando no era más que un niño, no tenía modo de saber en qué consistía el recuerdo; no comprendía aquello de que los muertos viven aún en él. Porque lo hacen, y por ese motivo nos aferramos con garfios a eso...

La teología de los números de Jámblico

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Traducción libre no revisada e inacabada de la obra de Jámblico, La teología de los números. El propósito de este texto iba a ser el de servir de dimensión académica a un evento o performance de índole artística, de similares características al de Miroir. Es decir, El libro de los veinticuatro filósofos sería reinterpretado en Miroir (2013) a través de nuestro particular prisma deconstructivo-simbolista, lo mismo que Τα θεολογούμενα της αριθμητικής iba a convertirse en el vértice inspirador del evento y su marco mismo. Sobre la mónada [1] La mónada es el principio del número que no tiene posición: y es llamada mónada por su estabilidad; y en efecto la mónada mantiene la misma forma con cualquier número con el que se combina, como por ejemplo 3x1=3, 4x1=4; vista pues la aproximación de la mónada a estos números preservando la misma forma y no produciendo otro número, todo ha sido ordenado por la mónada, porque ésta contiene todo en potencia; y aun no siendo en acto, no obstante la mónad...

“Why is it the words we write for ourselves are always better than the words we write for others?”

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No lo sé, pero así es. Debo explicarme, estimado lector. Lo que tiene ante sí es una página electrónica en la que iré dando debida cuenta de mis cuitas literarias; y no tanto de lo que se me vaya ocurriendo en lo sucesivo como aquello en lo que he venido trabajando (imaginando, pensando, soñando, escribiendo, pintando, concibiendo) desde hace más de una y dos décadas. Con el tiempo lo he ido desvelando: el arte de escribir es antes una mística que una profesión. No garabateo cuadernos de sueños, pensamientos y fantasías por afición sino por íntima devoción; ignoro cómo uno se hace uno escritor ni qué proporción de locura se ha (con)tener para dedicarse a la enfermedad de las letras, pero una vez se arriba a sus costas ya no hay embarcación de vuelta que valga. Y aludo principalmente al ritmo del teclado; al desvanecerse en la trama del pensamiento que se desmadeja en forma de signos de escritura; a ese tipo de concentración que navega entre la duermevela del alucinado y la agudeza del ...

Onírica, cuento de ensueño

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En un escritorio de elegante factura, bajo un arco amenazante de lunazul, la silueta del tiempo amordazada por una túnica desteñida relataba la historia de un país antiguo que fue infancia. Frente a sus ojos cansados un reloj de latón hacía tic tac; y tic se entristecía y tac volvía a soñar. Si fuéramos águilas descenderíamos en majestuoso vuelo desde alguna loma prohibida allende los mares, y sorteando los aquilones lavaríamos nuestros humos entumecidos con el gélido aliento del este. Cordeles de oro deslumbran ya el plumaje de corteza de abeto mientras ojuelos imperiales atisban la muralla. No alertamos el peligro inmemorial y al instante un espejismo aterrador nos arrebata de las nubes, porque los brazos deformes de miles de monstruos blancos laceran nuestro vientre, y heridos de muerte caemos. Y si no atendiéramos al dolor palpitante de nuestras entrañas, contemplaríamos las copas heladas de los árboles-montaña. Pocas letras tiene bosque. Gigantes apelotonados con cabeza de hielo, ...